miércoles, 11 de enero de 2017

Alejar el estrés

Para evitar situaciones complejas o desagradables en el trabajo, situaciones de ansiedad, angustia y desesperación, aumenta la alegría en tu día a día. Si la situación te supera, respira y coge distancia para ver desde otra perspectiva, sentir la objetividad de la circunstancia que te abruma.

A todo esto, nos ayuda sonreír, tener alegría, contactar con una misma, ser agradecida a pesar de los momentos complejos (que son unos grandes maestros aunque nos suponga un esfuerzo extra reconocerlo) porque la alegría no solo se profesa por dentro sino que tiene un reflejo externo.

Invítate a hacer cosas que te gustan
En caso de no gustarte, buscar alternativas que las acompañen para mejorar: cambiar de postura, de lugar, añade música, una flor o una bebida que signifique algo especial para ti.
El tiempo que sientes, que vives o que gastas en lamentaciones nada tiene que ver contigo y no vuelve para ser recuperado.

Evita caer en la trampa de la perfección. Esa gran inhibidora de nuestra creatividad, de nuestra objetividad, que nos impide respirar con calma, llenar de aire nuestros pulmones y solucionar problemas sin limitar opciones.
Tres acciones que te ayudarán a alejar el estrés del trabajo

Tanto la perfección como la ansiedad generan desasosiego, angustia, ansia, inquietud y preocupación, dejándonos sin aire. Estas tres acciones harán que puedas disfrutar con constancia y realismo de tu presente, de tu trabajo, de tus circunstancias.

1. Analiza el precio del perfeccionismo. No reconocerás nada de lo dicho anteriormente, a menos que veas lo mucho que tu comportamiento perfeccionista afecta a:
·         Tu familia, tu matrimonio y otras relaciones importantes para ti,
·         Tu salud y tu estabilidad emocional (gritar sin razón o de forma exagerada, quejarte por todo, nada te vale...)
·         Tu bienestar físico, mental y espiritual.

Tienes que revisar a menudo estos ámbitos de tu vida. Solo cuando eres consciente del precio que estás pagando podrás decidir si quieres cambiar o no, mejorar o no, crecer o no.

2. 
Escucha a tu cuerpo. El perfeccionismo duele en el cuerpo, en la mente, en el alma. Seguramente llevas mucho tiempo ignorándolos y ya es momento de que empieces a prestar atención. Tu cuerpo sabe y es tu cuerpo quien te dirá cuándo estás siendo demasiado dura contigo misma y con él. De la mano del yoga, la meditación, pilates, running, de la mano de un entrenador personal. Cada persona escoge lo que mejor se adapte a sus gustos.

El estrés se cobra su parte y tu cuerpo te lo dirá si lo escuchas de verdad. No sólo el cansancio y el agotamiento físico anormal son evitables.

3. Encuentra tus botones de reinicio. ¡¡¡Resetéate!!! Busca tu lugar, ese lugar en donde reduces la velocidad y vuelves a conectar con lo que más te importa a ti. Yo adoro caminar por el bosque o ir a la playa y sentir el agua del mar. Sea lo que sea que a ti te guste, asegúrate de que lo encuentras y lo utilizas, sobre todo en combinación con otras formas de descanso y cuidados propios.

Si te reseteas, te recargas y estás lista, no sólo para tus objetivos futuros, sino también para tus relaciones y compromisos presentes. Estas tres ACCIONES te mantendrán completamente conectada contigo y con tus momentos, te dan aire para sanear tu energía y te permiten vivir y trabajar con excelencia.

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